Vemos que aún existen personas, aún las hay, que ven a la grafología como un rama del esoterismo, o de las ciencias ocultas, o poco menos…
Vemos que aún existen personas, aún las hay, que ven a la grafología como un rama del esoterismo, o de las ciencias ocultas, o poco menos…
Es bastante frecuente oír “Yo no creo en la grafología”, a veces junto a “Yo no creo en la psicología”, como si fuesen artículos de fe y no conocimientos asentados mediante postulados científicos. A veces pareciera que estos asertos se refieren más a la resistencia a dejarse conocer por “el otro”, o al miedo a que no guste el resultado de los análisis grafológicos o psicológicos referidos a nuestra persona…
Pues bien, ni ciencia exacta como las matemáticas, ni “mancia”, ni dogma de fe. La grafología puede definirse como el estudio de la escritura, de los signos gráficos. Y también como ciencia empírica que basa su análisis de la escritura en observaciones, experimentos y evaluaciones, mediante la repetición continua de comparaciones practicas caligráficas. Es, entonces, la ciencia que estudia la escritura mediante métodos lógicos y prácticos, para determinar la naturaleza innata de los seres humanos.
¿Y con qué objeto se estudia la escritura?
Basándonos en la idea de que el ser humano expresa su personalidad a través de gestos y ademanes, y asumiendo que la escritura es también un gesto, la grafología se propone descubrir, a través del estudio de los gestos gráficos, la personalidad de quien los ha trazado.
O sea, estudio analítico de la escritura…
Pero… ¿Cómo se realizan tales estudios? ¿Sobre qué bases? ¿Con qué parámetros? El camino que han seguido los grafólogos de todos los tiempos ha sido acertado en su mayor parte. Pero hay un principio elemental que revaloriza todos los sistemas grafológicos: no se contradicen entre sí. A lo largo de la historia de la grafología, podemos ver que se han sucedido distintas etapas, desde el método intuitivo al método científico. Las principales corrientes grafológicas que existen en la actualidad son: MÍMICA, SIMBÓLICA y EMOCIONAL.
El verdadero hito, sin embargo, aquel que marca un antes y un después en el desarrollo de esta disciplina, es el aporte del psicólogo suizo Max Pulver, quien establece de una forma más exhaustiva los símbolos que se reflejan en la escritura. Identifica las cuatro zonas gráficas de la escritura, papel o cualquier gesto gráfico de la siguiente forma:
- la parte superior representa lo espiritual.
- la inferior lo material.
- la izquierda el pasado.
- y la derecha el futuro, entre otros simbolismos.
No obstante, apelando al sentido común
¿Y esta?
¿Qué pensamos ahora de la posible forma de ser del autor de cada una de estas muestras?
Pareciera claro, entonces, que ALGO de nuestra personalidad, de nuestra estructura psíquica, gustos, aficiones, rechazos, inclinaciones, quede plasmado en nuestra escritura, sin que haya ningún misterio en ello. Solo conexiones neuronales…
Y de aquí se desprende una interesante conclusión: si la escritura refleja muchos aspectos de nuestra personalidad… ¿sería posible que modificando nuestra escritura modifiquemos algunos rasgos de nuestra personalidad? ¿Sería posible el proceso inverso?
Te invitamos a que nos des tu opinión.
Consuelo Anguix-maestra-grafóloga