Pensándolo bien… ¿Qué es eso de la educación? Solemos oír:
Juanito está bien educado…
Pepito, no.
Si nos remontamos al principio, a la etimología de la palabra, nos encontramos con un doble origen, y en ese doble origen vemos dos aspectos diferentes de la educación:
EDUCARE: criar, instituir, dar buena o mala crianza. La educación consistiría esencialmente en “meter cosas” en el alumno, llenar su cerebro de conocimientos. La mente humana sería como una “tabula rasa”, como el pizarrín de cera que usaban en Roma para escribir, en la que nada hay que no provenga del exterior a través de los sentidos. Nacemos “vacíos”, “en blanco”. O sea, como dice Malcolm Forbes, “El propósito de la educación es reemplazar una mente vacía con una abierta”. Y Abigail Adams asevera: “El aprendizaje no se consigue por casualidad, se debe buscar con ardor y diligencia”. O sea, la educación es algo que llega de fuera.
EX DUCERE: sacar fuera, extraer. Se centra en todo lo contrario de lo anterior: el ser humano posee en sí mismo, desde su nacimiento, todo aquello que necesita para llegar a ser en plenitud. La función de la educación será como la de una comadrona, al decir de Sócrates: ayudar al educando a que saque de sí mismo todo ese potencial que ya posee de forma innata, pero que necesita poner en acto. No se trata de conducir, ni de meter nada en el alumno, sino de colaborar a que él mismo, mediante un proceso de autoeducación, pueda desarrollar lo que naturalmente ya es, ya está. De alguna forma, se puede decir que “aprender es recordar”, pues todo lo que aprendemos ya era poseído por nosotros antes de cualquier experiencia. La educación, en consecuencia, y como dice Daniel J. Boorstin, es aprender lo que ni si quiera sabías que sabías.
Es decir, sacar lo que está oculto, conducirlo hacia la luz, llevar por el buen camino…
Las dos palabras latinas, en consecuencia, evocan dos aspectos diferentes de la educación. Así tenemos, por un lado, la instrucción y, por otro, la crianza. Incluso, desde un punto de vista humorístico, se han referido a ello tanto Albert Einstein, diciendo “Lo único que interfiere con mi aprendizaje es mi educación”, como Mark Twain, quien afirmaba “Nunca he dejado que mis estudios interfieran con mi educación”. Y Oscar Wilde aseguraba: “La educación es algo admirable, pero está bien recordar de vez en cuando que nada que merezca la pena saber puede ser enseñado”.
En principio, contradicciones paradójicas, peroooooo… Dignas de analizar.
A fin de lograr cierta objetividad, veamos qué nos dice el Diccionario de la Real Academia Española:
Educación. Del lat. educatio,
1. f. Acción y efecto de educar.
2. f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños.
3. Instrucción por medio de la acción docente.
4. f. Cortesía, urbanidad.
O sea, todo incluido…
Veamos ahora que nos dicen algunos pensadores:
- Las raíces de la educación son amargas, pero la fruta es dulce. Aristóteles.
- La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. Nelson Mandela.
- La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma. John Dewey.
- La única persona que está educada es la que ha aprendido cómo aprender y cambiar. Carl Rogers.
- Los niños tienen que ser enseñados sobre cómo pensar, no qué pensar. Margaret Mead.
- El objetivo de la educación es preparar a los jóvenes a educarse a ellos mismos para el futuro. Robert M. Hutchins.
- La educación es un descubrimiento progresivo de nuestra propia ignorancia. Will Durant.
Afirmaciones todas ellas discutibles, ya que representan prácticamente todas las ideas, de uno y otro signo, sobre educación. Pero de eso se trata, de sembrar dudas antes que certezas…
Además, todos conocemos, gracias a la comunicación mediante redes sociales, aquello que dice:
Así que vamos dilucidando ya ciertas precisiones: educar es llenar algo vacío, pero educar es también extraer datos de algo lleno…
Sin ahondar en las raíces filosóficas de estas ideas, podemos mencionar a Descartes y a Hume, cuyos conceptos están en la base de las posturas que hemos visto.
Descartes decía que no debemos creer en los conocimientos impuestos (ya que los errores nacen del conocimiento proveniente de los sentidos), sino que nacemos con ideas innatas que debemos ir sacando al exterior…
Por el contrario, Hume replicaba que todo conocimiento proviene de los sentidos, o sea, del exterior… Todo viene dado por el mundo…
Afortunadamente, Kant sintetizó estos opuestos afirmando que la educación es un arte, cuya pretensión central es la búsqueda de la perfección humana. Un movimiento centrífugo y centrípeto a la vez, que alimenta y es alimentado, que forma y es formado…todo ello coadyuvando a la formación de la persona total.
Es decir, el ser humano en su integridad…
Matizando, vemos que la educación no constituye un todo estático, sino, sobre todo, un movimiento de vaivén, dinamismo puro, que va cambiando según las épocas y sus necesidades… Más que de sembrar ideas, se trata de abrir caminos mentales…
Así como escribir no es redactar, enseñar y aprender no es atosigar…
Pero de escritura ya hablaremos la próxima semana…
Consuelo Anguix
Maestra-reeducadora gráfica