Más allá de adhesiones y rechazos, de preferencias y negaciones, lo cierto es que Inglaterra ha sido, a lo largo de la historia de la humanidad, un lugar pionero en muchos aspectos de la vida.

Dejando de lado, por ejemplo, la Revolución industrial, ahora mismo nos llama la atención una iniciativa tendiente a rescatar el uso de la letra cursiva como herramienta cotidiana.

El investigador William Klemm, D.V.M., Ph.D., publica en Memory Medic, el 14 de marzo de 2013, que la escritura cursiva hace a los niños más inteligentes. ¡Sorpresa!

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En efecto, varios estudios, como el de Virginia Berninger, profesora de la Universidad de Washington, destacaron la relación exclusiva que existe entre la mano y el cerebro a la hora de pensar y tener ideas. Los niños que escribían más palabras, más rápidamente y expresaban mejor las ideas, lo hacían cuando escribían a mano más que cuando lo hacían sobre un teclado.

Mediante el aprendizaje de la escritura en cursiva, el cerebro desarrolla una especialización por áreas que integra la sensación, el control del movimiento y el razonamiento. A diferencia de la escritura en el teclado y la práctica visual, según estudios de tomografías del cerebro, diversas áreas del cerebro se co-activan durante el aprendizaje de la escritura en cursiva.

Tipográficamente, la cursiva es un estilo de escritura cuyas características más comunes son la inclinación de sus letras y la unión de las mismas en una palabra; por extensión, se llama cursiva (también itálica o bastardilla) a todo tipo de letra inclinada. Este estilo permite escribir con una mayor velocidad.

Una de las primeras cosas que aprendimos cuando nosotros, los adultos, íbamos a la escuela era cómo escribir el abecedario en letras mayúsculas y minúsculas y, luego, cómo escribir palabras, oraciones, párrafos y ensayos a mano. Algunos de nosotros tuvimos la suerte de tener clases de caligrafía donde aprendíamos cómo lograr que nuestra escritura sea bonita y legible.

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Actualmente, la escritura en el teclado está de moda, y no se requiere, en muchas ocasiones, que los estudiantes de la primaria aprendan a escribir en letra cursiva, y se suele aceptar la letra de imprenta, incluso en mayúsculas, como sustituto. Es más, algunas escuelas rechazan dicha enseñanza ya que la consideran una “habilidad del pasado”. Sin embargo, los científicos están descubriendo que el aprendizaje de la letra cursiva es una herramienta crucial para el desarrollo cognitivo, particularmente para entrenar el cerebro desde el punto de vista de la “especialización por áreas del cerebro”, es decir, del rendimiento óptimo.

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Un especialista, profesor de Neurología en la UBA y fellow de la Royal Society of Medicine de Londres, deja abierto el problema: “Si se tiene en cuenta que a las personas, para mantenerse jóvenes, se les recomienda que hagan crucigramas, ejercicios manuales, palabras cruzadas y que ejerciten sus manos y sus funciones intelectuales, podría pensarse en que sí habría jóvenes con cerebros cada vez más viejos. Pero como no se ha investigado lo suficiente sobre los cambios que producirán las nuevas funciones que se van desarrollando con la tecnología, hoy no es posible dar una respuesta única”.
Por el contrario, para la psicopedagoga Gabriela Dueñas pensar que la falta de uso de la mano puede repercutir en el pensamiento es exagerado: “¿Por qué no pensar que con el Blackberry, por ejemplo, se usan los pulgares que antes casi no los movíamos y que, tal vez, esto ponga en marcha nuevas zonas cerebrales?”, se pregunta. La especialista advierte que los cambios siempre “provocan una revolución” en el mundo educativo y “ante la incertidumbre, muchos tienden a cerrarse a lo desconocido”.

Posturas razonables todas….pero la letra cursiva, pues es la letra cursiva, la que nos representa y desvela nuestra personalidad…
La polémica está servida…

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Consuelo Anguix- Maestra-reeducadora gráfica

 

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