¿Sabías que cuando hablamos de inteligencia no nos referimos a una sola, sino a muchas?
A lo largo de nuestra existencia hemos podido oír, reiteradamente, expresiones como:
. Este niño es muy inteligente, por eso le va bien en el colegio…
. Mi hijo es inteligentísimo, tiene un cociente intelectual de 160…
. Hay que actuar con inteligencia…
Pero…. ¿de qué´ hablamos cuando hablamos de inteligencia?
Si nos referimos a un concepto estático, rígido, con el que la mayoría de nosotros crecimos, en el que se igualaba la inteligencia de una persona con el cociente intelectual, pues nos estamos refiriendo a un concepto ya perimido desfasado, anticuado…
Desde finales del siglo este concepto se ha abierto a las llamadas “inteligencias múltiples”, ahora mismo estudiadas, debatidas, fomentadas y alimentadas….
El psicólogo Howard Gardner, con su Teoría de las Inteligencias Múltiples, ya enunciaba nada menos que… ¡ocho tipos de inteligencia!
¿Cómo hizo Gardner para definir estas diferentes inteligencias?
Para definir cada ámbito de la inteligencia, Gardner estudió el desarrollo de habilidades en los niños y la forma en que se descomponían las diferentes capacidades en casos de daño cerebral.
Además, Gardner observó cómo se manifestaba cada una de las inteligencias dentro de la cultura del individuo.
Los 8 tipos de Inteligencia. La inteligencia se puede agrupar en 8 diferentes tipos:
1) Inteligencia lingüística
2) Inteligencia musical
3) Inteligencia lógica matemática
4) Inteligencia espacial
5) Inteligencia corporal – kinestésica
6) Inteligencia intrapersonal
7) Inteligencia interpersonal
8) Inteligencia naturalista
Si bien en todo ser humano existen, en mayor o menor grado, estas inteligencias, nos vamos a referir a la primera, la inteligencia lingüística. Es considerada una de las más importantes. En general se utilizan ambos hemisferios del cerebro y es la que caracteriza a los escritores. El uso amplio del lenguaje ha sido parte esencial para el desarrollo de este tipo de inteligencia.
• Aspectos biológicos, un área específica del cerebro llamada “área de Broca” es la responsable de la producción de oraciones gramaticales. Una persona con esa área lesionada puede comprender palabras y frases sin problemas, pero tiene dificultades para construir frases más sencillas. Al mismo tiempo, otros procesos mentales pueden quedar completamente ilesos.
• Capacidades implicadas, capacidad para comprender el orden y el significado de las palabras en la lectura, la escritura y, también, al hablar y escuchar.
• Habilidades relacionadas, hablar y escribir eficazmente.
Y precisamente aquí reside el problema de la llamada “mala letra”. Es decir, y considerando que la inteligencia, como hemos señalado al comienzo, no es un ente estático, con la adecuada ejercitación el niño, el adulto, la persona en general, puede ejercitar su inteligencia lingüística a fin de eliminar o aminorar esta dificultad.
Pero esto no fue nada más que el comienzo…
Muchos de nosotros conocemos el concepto de Inteligencia Emocional, de Daniel Goleman. Pues bien, desde los años 90 ha sido un verdadero pistoletazo de salida que abrió un campo de conocimientos muy importantes. Se trata de un intento de unificar sus competencias lógicas y sus competencias emocionales de cada persona. Goleman explica la inteligencia del ser humano como el resultado de un todo, maravillosamente entrelazado, y entiende que se compone de distintas competencias: intelectuales, emocionales, procedimentales, sexuales, etc.
Todas ellas, en su conjunto, nos pueden facilitar una adaptación al entorno, que resulte efectiva y feliz.
Y como todos convivimos con los demás en distintos ámbitos de la vida, estas inteligencias abarcan los distintos ámbitos de nuestra existencia. Se entiende que distintos ambientes sociales generan distintos sistemas: familiar, laboral, grupal, comunitario y social. Por esa razón, hemos podido oír en alguna ocasión, hacer referencia a los conceptos de sociedad inteligente, empresa inteligente o grupo inteligente, incluso edificios inteligentes.
En consecuencia, podemos afirmar que la inteligencia no sólo se reduce a lo académico sino que es una combinación de todas las inteligencias. Ser hábil en el deporte o en las relaciones humanas implica unas capacidades que, por desgracia, no están seriamente contempladas en los programas de formación académica, de momento.
Consuelo Anguix – maestra-reeducadora gráfica